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En consulta, nos encontramos mucho con pacientes que deciden empezar una dieta en septiembre o llevan tiempo haciéndola pero la interrumpen en verano. ¿Esto está bien? Depende.

Habitualmente, cuando llega el calor y los días se alargan, se producen cambios en nuestra rutina: salimos más a tomar algo, comemos más veces fuera de casa, hacemos más planes improvisados… y esto tiene repercusión en las elecciones alimentarias que hacemos. Esta situación, unida a esas ansiadas vacaciones en las que nos vamos de viaje o simplemente cambiamos de estancia y hábitos, pueden hacernos pensar que es totalmente incompatible con llevar una dieta saludable.

El verano es un momento ideal para descansar y desconectar, pero tiene una duración de 12 semanas, lo cual puede suponer que tiremos por la borda nuestros hábitos alimentarios y que al acabar el verano queramos un cambio drástico y poco realista.

Desde Kunap queremos alentaros a mejorar esos hábitos, siendo conscientes de que la alimentación es atemporal y que siempre van a existir ocasiones como el verano y otras celebraciones que podemos gestionar de una manera más sana y sin caer en conductas de “todo o nada”.

Nuestro consejo es que si te encuentras en esta situación pidas ayuda a tu dietista para trabajar esos puntos débiles y crear herramientas para manejar ese tipo de situaciones.

Si necesitas darle un nuevo enfoque a tu alimentación, no dudes en contactar con nosotros para pedir cita.